Eran dos pequeños babouches, babouches por dos bonitos piececitos….
Babouches, pero babouches de Tafraoute, la capital de los babouches.
Tafraoute, ciudad del sur marroquí, en la montaña, en medio de las rocas todas rosadas al atardecer.
Tafraoute, en medio de los almendros…
Allí, Ahmed vivía…
Ahmed siempre ha vivido en Tafraoute, su padre también, su abuelo ya, y quizás incluso su bisabuelo, y su tatarabuelo también….
Su padre hacía babuchas, su abuelo hacía babuchas, su bisabuelo hacía babuchas e incluso su tatarabuelo …..
Sobre eso su hijo Mohamed, también hará babuchas, las babuchas más bonitas de Marruecos….
Gracias a la venta de los babuches, los más bellos babuches de Marruecos, su estómago nunca será «Tafraoute», lo que significa, que nunca tendrán hambre…
¡Ahmed había hecho dos hermosos babuches, babuches negros con trenzas de oro!
Había trabajado, trabajado, Mohamed su hijo había venido a ayudarle. Había colocado las trenzas doradas que decoran los dos zapatitos…
Ahora iba a ponerlas en la estantería junto a las otras zapatillas ….
¡Lo que no sabía, Ahmed, es que estas dos no eran zapatillas corrientes! En primer lugar, ¡hablaban! ¡Sí, sí, hablaban! Había una babucha derecha y una babucha izquierda… mira, dijo la babucha derecha: ¡Me inclino hacia ti!
-mira, dijo la babucha izquierda ¡Yo también me inclino hacia ti!
-Prométeme, dijo la babucha derecha, que nunca me dejarás.
-¿Cómo podría dejarte? ¿Alguna vez has visto a alguien comprar un solo babouche?
-Por supuesto, pero prométeme que siempre me seguirás!
-¿Siempre te seguiré? No puedo. ¡Una vez estarás delante, la otra no, ¡estarás detrás!
– ¡Me hubiera gustado, a mí, estar siempre delante!
-¡Bof! detrás, delante, ¡qué importa! dice el babouche izquierdo.
-¡Vamos a probar! ¿quieres? delante, sigues, delante, sigues!
-¡No es muy práctico andar por los caminos pedregosos!
-¡Yo no voy por los caminos! las piedras me harían daño en las plantas! tendríamos agujeros por culpa de las rocas afiladas!
-¡Ah! bien, dijo el babouche izquierdo que siempre estaba de acuerdo! y, ¿qué vamos a hacer?
El babouche pequeño empezó a soñar….
¡Quisiera, quisiera… ponerme pies de bailarina, pies ágiles, que danzaran, giraran, en un jardín lleno de flores!
¡Huele! Ya huelo el azahar, el hibisco, ¡está fresco bajo las hojas! Sobre nosotros, las estrellas, el hermoso cielo estrellado del desierto!
-Del desierto, dice el babouche izquierdo, pero hará calor, la arena penetrará por todas partes!
-Piensa un poco, dice el babouche derecho, estamos en el desierto, en un oasis, es la fiesta, ¡celebra una boda! ¡Somos las babuchas de la novia, ¡mira qué guapa está!
¡Ah! la bonita vida de las babuchas!
-Despierta, dice babucha izquierda, aquí está el mundo, ¡escuchemos!
-Deseo unas babuchas, para la boda de mi hija, dice un caballero.
¡Moveos, babuchas, estos clientes son para nosotras!
¡Vimos las babuchas retorcerse, avanzar, girar para ser admiradas, tanto que sólo las veíamos a ellas!
-Estas, por favor!
Ahmed cogió las zapatillas, las envolvió en un bonito papel, hizo un bonito paquete y se lo dio a la niña.
Ella se lo agradeció con una bonita sonrisa y las abrazó a su corazón.
Las zapatitos oyeron toc-toc y ya en la caja, un paso a la derecha, un paso a la izquierda ….
¡Qué guapa era Naïma!
¡Nunca, nunca novia fue más guapa!
¡En cuanto se puso las zapatillas, se sintió ligera, ligera, como un pájaro! Empezó a bailar, a volar, a girar. No eran babuchas normales. Eran babuchas de Tafraoute, la capital de las babuchas.
Cuando la fiesta termino, Naïma, guardo los babouches, pero cuando le toma un poco de azul, cuando las rocas de Tafraoute se vuelven todas rosas, la tarde…
Naïma se pone sus babouches, empieza a bailar, a girar, a volar…
¡Porque no son babouches ordinarios, son babouches de Tafraoute… La capital de los babouches !!!