El velo es anterior al Corán: ya en la época de los asirios, la mujer libre estaba obligada a llevar velo, so pena de castigo. Esta práctica se encuentra, con diversos grados de obligatoriedad, entre judíos y romanos.
El Corán retoma esta práctica y la codifica, sin por ello recomendar explícitamente el uso del velo. No obstante, varios escritos evocan esta práctica para las esposas del profeta Mahoma, especialmente en el versículo 31 de la sura 24 :
«Y di a las mujeres creyentes que bajen la mirada, que guarden su castidad, y que muestren sólo lo que aparentan llevar puesto, y que plieguen su velo sobre sus pechos; Y que sólo muestren sus atavíos a sus maridos, o a sus padres, o a los padres de sus maridos, o a sus hijos, o a los hijos de sus maridos, o a sus hermanos, o a los hijos de sus hermanos, o a los hijos de sus hermanas, o a las mujeres musulmanas, o a los esclavos que posean, o a los siervos impotentes, o a los niños impúberes que ignoran las partes ocultas de las mujeres. «
Pero también en el versículo 59 de la sura 33 :
«¡Oh Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las esposas de los creyentes que vuelvan a ponerse sus grandes velos: así serán reconocidas más rápidamente y evitarán ser ofendidas. Alá es Indulgente, Misericordioso. «